Corría el año 1834 y un señor llamado Esteban Fernández querido por niños y por grandes al que llamaban con cariño tío Esteban, tenía un carrusel de caballos como el de la fotografía en el madrileño barrio de Delicias.
En esa época, hubo una epidemia de cólera que se llevó la vida de más de dos centenares de personas (incluída la del tío Esteban).
Todo el mundo lloraba su muerte y mientras sus familiares y amigos llevaban su cuerpo sin vida en el féretro camino del cementerio, de repente, el tío Esteban se incorporó y gritó: Estoy vivo! Estoy vivo!
De ahí su nombre (junto con el de su atracción) cambió de tío Esteban a llamarse TÍO VIVO^^.
Tío Vivo en la Plaza de Oriente (Madrid) - Diciembre 2013 |
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